Dado que la cosecha pertenece a Dios, Cristo nos ordena orar al Padre para que envíe a los segadores. Orar por obreros es fundamental porque así obedecemos al mandato de Cristo. Además, tenemos la petición de Pablo como modelo para nosotros:
“… orando al mismo tiempo también por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también he sido encarcelado”, Colosenses 4:3.
El poder para servir en la misiones viene del Espíritu Santo, no de nuestra elocuencia, habilidades, o apariencia
Cristo es quien nos envía. Recordar esto puede evitar dudas y orgullo en nosotros. Los misioneros han sido enviados porque Dios así lo quiso, como envió —con diferentes
“Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios”, 1 Corintios 1:23-24.
¡Cristo es nuestro mensaje! No te atrevas a sustituirlo.
Las menciones del Espíritu Santo en el Evangelio de Lucas y en el libro de Hechos testifican sobre su poder. El poder para servir en la misiones viene del Espíritu Santo, y no de nuestra elocuencia, habilidades, o apariencia.
La misión se trata de la verdad. La Iglesia debe conocer y transmitir la verdad que es Cristo y su Palabra (Jn. 14:6; 17:17). Él es la cabeza de la Iglesia, y ella es responsable de proclamar que Cristo es el camino al Padre. Esta es la verdad que el mundo necesita, no algo inventado por los hombres.
“Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Nuestra gran motivación debe ser dar gloria solo a Dios; cualquier otra se quedará corta ante los propósitos de Dios
“Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”, 1 Corintios 10:31 (cursiva añadida).
“… Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”, Mateo 6:9-10.
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